Fumar en el vehículo, un arma de doble filo

Según un artículo publicado por presidencia en el mes de mayo de este año “La edición Uruguay de la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos (GATS) registró una reducción en la cantidad de personas que consumen cigarrillos: de representar el 25 % de la población en 2009, pasó al 21,6% en 2017. El responsable del área en el Ministerio de Salud Pública (MSP), Enrique Soto, aseguró que esa mejora en los indicadores se asocia directamente con la política antitabaco desplegada en esos años”. Si bien los uruguayos claramente tomaron conciencia de los riesgos y daños que puede causar el consumo de cigarro tanto para ellos como para quienes están presentes en el momento del consumo, muchos lo siguen haciendo sin tener en cuenta los daños que puede llegar a generar en ellos y en terceros. Un claro ejemplo de esto es el consumo de cigarro dentro del vehículo.

Mientras se enciende, se consume, se tiran las cenizas y se apaga, la persona tarda aproximadamente unos cinco minutos que circulando a cien kilómetros por hora el coche ya recorrió ocho kilómetros, tiempo que la persona mantuvo su atención en su cigarrillo. En todo este tiempo el conductor no está enfocando su atención en el manejo y muchas veces lo hace con una mano sola lo cual no le permite sujetar el volante con firmeza.

Carlos A. Jiménez Ruiz presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) y experto en tabaquismo explica que: “El humo de tabaco altera la capacidad motora y cognitiva, se tienen menos reflejos justo cuando más lo necesitas y así es más fácil sufrir un accidente”. El conductor está continuamente tomando decisiones por lo que debe estar atento a cada estímulo que se le presenta y evitar todo aquello que pueda ser una distracción.

Cuando el clima es más frío muchos conductores deciden fumar con las ventanas cerradas lo que hace que el aire quede viciado y afecte aún más al resto de los pasajeros. En otras oportunidades deciden fumar con la mano hacia fuera y luego subir rápidamente la ventanilla. En ambas situaciones el humo queda dentro del vehículo, afectando tanto a la persona que está manejando como a todos aquellos que van dentro del coche. Según un artículo publicado por El País de España “no sirve de nada fumar con las ventanas abiertas ya que las partículas tóxicas del tabaco permanecen en el vehículo hasta 10 días después. La tapicería absorbe sustancias tan nocivas y cancerígenas, que si fuéramos conscientes del peligro para la salud que supone para los niños dejaríamos de hacerlo”. Además, aunque nadie esté fumando dentro, el olor a cigarro está impregnado en él y este olor puede causar mareos en otros pasajeros.

Cuando se enciende el cigarrillo la visión se enfoca totalmente en este acto sin enfocar la vista hacia adelante. Además, las cenizas pueden caer arriba del conductor lo cual genera aún más distracciones ya que éste intentará quitarlas y fijará su visión en otro lugar. Si el conductor presenta una gran necesidad de fumar debe hacerlo fuera del vehículo.

Varias asociaciones científicas como la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), la de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) y la de Medicina de Tráfico (SEMT) realizaron una carta a la Dirección General de Tráfico (DGT) mediante la cual buscan prohibir el consumo de cigarro incluso si se viaja solo en el vehículo. Las diferentes entidades proponen que se realice una campaña en contra del consumo de cigarrillo al igual que ya se llevan a cabo campañas en contra del consumo de alcohol y drogas y el uso del celular.

Según la Guía para la conducción segura publicada en el sitio de UNASEV, el factor humano es el responsable exclusivo de entre el 57.1% y el 76.5% de los accidentes, por esto es importante tomar conciencia de que fumar es un arma de doble filo, que puede distraer al conductor poniendo en riesgo al resto de los ocupantes de su vehículo, al resto de los conductores y afectando la salud de todos los que viajan en el coche.

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Fumar en el vehículo, un arma de doble filo

Según un artículo publicado por presidencia en el mes de mayo de este año “La edición Uruguay de la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos (GATS) registró una reducción en la cantidad de personas que consumen cigarrillos: de representar el 25 % de la población en 2009, pasó al 21,6% en 2017. El responsable del área en el Ministerio de Salud Pública (MSP), Enrique Soto, aseguró que esa mejora en los indicadores se asocia directamente con la política antitabaco desplegada en esos años”. Si bien los uruguayos claramente tomaron conciencia de los riesgos y daños que puede causar el consumo de cigarro tanto para ellos como para quienes están presentes en el momento del consumo, muchos lo siguen haciendo sin tener en cuenta los daños que puede llegar a generar en ellos y en terceros. Un claro ejemplo de esto es el consumo de cigarro dentro del vehículo.

Mientras se enciende, se consume, se tiran las cenizas y se apaga, la persona tarda aproximadamente unos cinco minutos que circulando a cien kilómetros por hora el coche ya recorrió ocho kilómetros, tiempo que la persona mantuvo su atención en su cigarrillo. En todo este tiempo el conductor no está enfocando su atención en el manejo y muchas veces lo hace con una mano sola lo cual no le permite sujetar el volante con firmeza.

Carlos A. Jiménez Ruiz presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) y experto en tabaquismo explica que: “El humo de tabaco altera la capacidad motora y cognitiva, se tienen menos reflejos justo cuando más lo necesitas y así es más fácil sufrir un accidente”. El conductor está continuamente tomando decisiones por lo que debe estar atento a cada estímulo que se le presenta y evitar todo aquello que pueda ser una distracción.

Cuando el clima es más frío muchos conductores deciden fumar con las ventanas cerradas lo que hace que el aire quede viciado y afecte aún más al resto de los pasajeros. En otras oportunidades deciden fumar con la mano hacia fuera y luego subir rápidamente la ventanilla. En ambas situaciones el humo queda dentro del vehículo, afectando tanto a la persona que está manejando como a todos aquellos que van dentro del coche. Según un artículo publicado por El País de España “no sirve de nada fumar con las ventanas abiertas ya que las partículas tóxicas del tabaco permanecen en el vehículo hasta 10 días después. La tapicería absorbe sustancias tan nocivas y cancerígenas, que si fuéramos conscientes del peligro para la salud que supone para los niños dejaríamos de hacerlo”. Además, aunque nadie esté fumando dentro, el olor a cigarro está impregnado en él y este olor puede causar mareos en otros pasajeros.

Cuando se enciende el cigarrillo la visión se enfoca totalmente en este acto sin enfocar la vista hacia adelante. Además, las cenizas pueden caer arriba del conductor lo cual genera aún más distracciones ya que éste intentará quitarlas y fijará su visión en otro lugar. Si el conductor presenta una gran necesidad de fumar debe hacerlo fuera del vehículo.

Varias asociaciones científicas como la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), la de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) y la de Medicina de Tráfico (SEMT) realizaron una carta a la Dirección General de Tráfico (DGT) mediante la cual buscan prohibir el consumo de cigarro incluso si se viaja solo en el vehículo. Las diferentes entidades proponen que se realice una campaña en contra del consumo de cigarrillo al igual que ya se llevan a cabo campañas en contra del consumo de alcohol y drogas y el uso del celular.

Según la Guía para la conducción segura publicada en el sitio de UNASEV, el factor humano es el responsable exclusivo de entre el 57.1% y el 76.5% de los accidentes, por esto es importante tomar conciencia de que fumar es un arma de doble filo, que puede distraer al conductor poniendo en riesgo al resto de los ocupantes de su vehículo, al resto de los conductores y afectando la salud de todos los que viajan en el coche.

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